domingo, 28 de octubre de 2007

VEINTUCUATRO AÑOS DESPUES

* Por Horacio Minotti

Más allá del resultado electoral de hoy domingo, existen algunos datos interesantes del contexto político-social que dan que pensar, que permiten vislumbrar una serie de gestos de madurez política y cívica de la Argentina, y que permiten pensar que no fue en vano tiempo transcurrido del 30 de octubre de 1983 a la fecha.
Como primera medida el presidente Néstor Kirchner, aún teniendo un legítimo derecho constitucional, no se presentó a la reelección. Es cierto que el especio político que representa postuló a su esposa, la senadora Cristina Fernández, pero tampoco podía pretenderse que un espacio político con antecedentes de una gestión mas o menos exitosa, no presentase candidatos, ni tampoco que si se creía que la mejor candidata al margen del presidente era Cristina que se postulase a otro, y mucho menos que por ser la esposa del presidente saliente, se la proscribiese para participar en elecciones.
Ciertos sectores poco escrupulosos de la oposición hablaron de reelección encubierta. La realidad es que tal afirmación roza el ridículo, pretendiendo influír en la sociedad y jugando con la presunción de incultura de la misma. En impensable que alguien haga en forma encubierta algo legalmente permitido y moralmente irreprochable. La reelección es un derecho ciudadano del presidente otorgado por la Constitución Nacional, por lo cual ¿Cómo y porque encubrirlo?. ¿Quién va a hacer a escondidas algo a lo tiene pleno y legitimo derecho?.
Los motivos del presidente para no reelegir, algo que hubiese ocurrido con seguridad no vienen al caso, pero aún cuando su proyecto político incluya este intermezzo, con el objetivo de construír un movimiento político y después intentar volver con dos períodos consecutivos, esta amparado por la ley para ello, y sometido a la voluntad popular en todos los casos. Cuando el pueblo lo decida interrumpirá sus planes, nada tiene esto de inconstitucional ni arbitrario, por el contrario, arbitrario es que la oposición descalifique la voluntad popular de acuerdo a sus deseos francamente minoritarios.
Pese a algunas declaraciones oportunistas, la oposición también dio muestras de madurez política, que deben generar esperanzas. Elisa Carrió, por caso, decidió que no solo hay que montarse en denuncias disparatas para hacer política, y salió a exhibir a la población propuestas de gestión. Mas o menos elaboradas dependiendo del área, pero es un gesto, un dato alentador.
Roberto Lavagna por su parte consiguió hacer convivir en su espacio a radicales y peronistas, preparó propuestas y no disputó con Kirchner la paternidad del modelo (como los hicieran otrora Carlos Menem y Domingo Cavallo respecto al Convertibilidad), sino que miró hacia delante, propuso a futuro.
Por fin el macrismo se mantuvo mas o menos alejado de la discusión. Para meterse de lleno en ella con algunas chances, debió haber jugado a la elección presidencial, a sus dos figuras mas sobresalientes: Mauricio Macri o Gabriela Michetti, justamente la fórmula que alcanzó el triunfo en la elección porteña. Sin embargo no lo hizo. Decidió esperar otra oportunidad y no privar a los porteños que los habían elegido recientemente, de contar con quienes había electo. Se alejaron del oportunismo político clásico, y dieron una muestra de civismo, desaprovechando tal vez una oportunidad política, pero siendo inteligentes de cara al futuro.
No es poco, la Argentina da gestos desde la sociedad, y de alguna forma los recibe desde la clase política. Es cierto que en muchas cosas todo sigue siendo un desastre, pero algo bueno hay detrás de todo esto, los últimos 24 años no fueron en vano.

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