martes, 23 de octubre de 2007

SERA JUSTICIA

•Por Horacio Minotti

No es popular hoy defender a Fernando De la Rúa. La imbecilidad y la cobardía parecen ser en estos tiempos dos características de las más abominables y castigables, mas aún que la corrupción, la inmoralidad o la hijaputez. Y el ex presidente fue cobarde, y se comportó torpemente.
Por eso, por fin se hizo justicia. La República puso en marcha sus instituciones y un juez equilibrado e imparcial, intachable, procesó al aliancista por homicidio, por los hechos ocurridos en las inmediaciones de Plaza de Mayo el 20 de diciembre de 2001.
Por suerte algunas cosas funcionan todavía en la Argentina, y este magistrado, que denunció ante la oficina anticorrupción y la AFIP un patrimonio de 83.000 dólares, que tiene una propiedad en el Partido de General San Martín de tres mil dólares y un Audi 3 de 20 mil unidades de la moneda norteamericana, ha puesto en caja a De la Rúa y lo procesó por asesino. Nadie cree que haya tenido nada que ver, pero bueno “que se joda por boludo” dice mi vecino del cuarto B.
Por suerte esta resolución sirvió a Claudio Bonadío para reivindicarse por haber sido el segundo de Carlos Corach en el Ministerio del Interior menemista, por haber figurado luego en la famosa servilleta del ex funcionario, o por las acusaciones que recibió por los “errores” cometidos en la causa que investigaba las irregularidades cometidas en la causa AMIA, entre tantas otras infundadas acusaciones.
Bonadío puede ya sentirse justo y redimido. Poco importa si puede probar la responsabilidad objetiva del ex presidente con siquiera un testigo que haya presenciado alguna orden del mismo, de reprimir la manifestación aquel trágico día. Sin duda existió una responsabilidad política del radical, pero es impensable establecer responsabilidades jurídicas. Entre los policías que dispararon y De la Rúa, están todos los mandos policiales, el jefe de la federal, el secretario de seguridad interior y el ministro del área. Como llegar a procesar al entonces titular del Ejecutivo, es un misterio de los tantos de la Justicia Argentina.
¿Por qué se aplicó un criterio distinto con Cromañon y el titular del gobierno porteño Aníbal Ibarra? En ese caso se pensó justamente que las responsabilidades eran políticas (por eso se lo destituyó), pero no jurídicas (por eso se lo sobreseyó). Pero De la Rúa es mas fácil, habla poco y cuando lo hace no se le entiende, así que es presa fácil de los valientes jueces de estos rumbos.
No es popular defender a De la Rúa, en realidad trae bastante pocas satisfacciones, la estupidez es demasiado condenable, pero en definitiva, no siempre es bueno ser popular, no siempre es bueno pensar como el resto. Sería mas tolerable el “que se joda por boludo” cuando se le adose también el “que se joda por corrupto”. Por ahora, estos últimos la pasan bastante mejor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que foto sugerente, renovala más seguido guapo...