domingo, 30 de septiembre de 2007

ACECHANZAS

*Por Horacio Minotti
Las encuestas del último fin de semana permiten suponer que la senadora Cristina Fernández es, ya, la próxima presidente de los argentinos. Los sondeos de opinión establecen que la diferencia con su más inmediata perseguidora, Elisa Carrio, son tan abismales que, incluso sufriendo el accidente de tener que enfrentar una segunda vuelta electoral, las diferencias serán tan enormes como irremontables para la oposición.
Son absolutamente lógicos los resultados de la encuesta, demuestran no solo la solidez del kirchnerismo como movimiento político, sino además el despropósito opositor. Si Carrió va segunda, por lógica será imposible que le gane a Cristina, nadie ve a la ex radical gestionando, tan efectiva en el show mediático de la denuncia, como temida con el bastón presidencial en la mano. Tiene cierta lógica pensar que si Fernando De la Rúa duró dos años en el poder, Lilita puede tirar tres meses y con una oposición tolerante. Si la ALIANZA fue un puzzle con piezas redondas y cuadradas, el armado político que deberá generar Carrió para gobernar puede ser algo muy similar a la Armada Brancaleone.
Al que se perfila como el tercero en esta historia, con alguna posibilidad de pelearle el segundo lugar a la tantas veces legisladora, Roberto Lavagna, no se le discute su eventual capacidad de gestión. Sin embargo, fue parte de este gobierno, es autor de la mayoría de sus políticas económicas básicas, y el gobierno siguió sin él, sin muchos cambios. Para peor, detrás ha conseguido juntar a personajes como Ricardo Alfonsín, Luis Brandoni, Eduardo Camaño, que no son caras que la gente tenga muchas ganas de votar otra vez. Y el resto como Jorge Sarghini, Silvana Giudici o Alberto Coto, la verdad es que no traccionan ni un voto para su candidato a presidente, a duras penas a la gente le suenan esos nombres al oído.
Así las cosas, y salvo que algún paciente psiquiátrico de los que nunca faltan en los cargos públicos locales, termine desatando una hiper, o decida confiscar los depósitos, el camino de la senadora Fernández a la presidencia parece plácido y seguro.
Sin embargo, lo que Cristina no va a poder descuidar, es el armado de un esquema de contención político – social que le permita gobernar sus cuatro años y capear los temporales por venir. Hoy por hoy la cosa no parece tan sencilla. Veamos:
1)La mayor maquinaria política argentina esta en la Provincia de Buenos Aires. Tanto como para definir una elección con una avalancha de votos, como para manipular un acto electoral, como para desestabilizar a un gobierno vigente. Eso esta claro. Ahora bien, ese distrito va a estar gobernado por Daniel Scioli, con el cual la futura presidenta tuvo choques de alta gravedad. Esta claro, no se estiman. Scioli viene de otro peronismo y mantiene sus lazos, tanto con el menemismo como con el duhaldismo. Tiene un pensamiento político muy distinto al del kirchnerismo y no es disparatado pensar que empiece desde el 10 de diciembre a jugar su proyecto personal Scioli 2011. Es cierto va a depender de la caja del Ejecutivo Nacional para sobrevivir, pero aún si la Nación le retacease fondos para dejarlo caer, el caos en la provincia bien puede llevarse puesto también al gobierno nacional. Apretar financieramente a Scioli es un arma de doble filo.
2) El vice en la provincia es Alberto Balestrini. Le ha respondido bien a Néstor Kirchner este hombre que domina el distrito electoral mas grande del país, pero no se siente cómodo con Cristina. Ya han chocado, y fuerte. Balestrini representa al duhaldismo residual, devenidos en kirchneristas por imperio del pragmatismo político, pero no los une el amor. Ni a Balestrini, ni a José María Díaz bancalari, ni a Graciela Camaño, ni a ninguno de los popes bonaerenses les movería un pelo ver desmoronarse a Cristina, acaso lo celebrarían.
3)El sindicalismo mas poderoso esta hoy bastante lejos. Hugo Moyano va a mantener sus prebendas conseguidas con Néstor o a parar el país todos los días, aún cuando solo tenga su gremio camionero. Si paran las ruedas, para todo.
4) Si Carrió queda segunda en la elección va a consolidar su rol opositor. De cara al 2011 es lo único que puede hacer para pelearle la oposición a Mauricio Macri, y seguramente lloverán denuncias, de las sólidas y de las no tanto, pero mucha gente todavía le cree a Lilita.
5) Para sintetizar, el resto de los sectores heridos por el kirchnerismo durante estos cuatro años, no están muertos sino al acecho. Si no se lo pueden cobrar a Néstor, van a intentar cobrárselo a su esposa. Y no son pocos ni tampoco débiles. Buscan alianzas, complotan, acechan.
Las acechanzas que deberá soportar un eventual gobierno de Cristina Fernandez serán muchas, graves y complejas de resolver, en un contexto inflacionario, donde el sistema financiero internacional esta fluctuante e imprevisible, sin financiamiento externo por las vías ordinarias, y con Hugo Chávez menos dispuesto a colaborar (la última inyección de dinero fue con intereses usurarios), la cosa puede no estar fácil. Dependerá la futura presidenta del armado que su marido tiene anunciado como la construcción de un gran movimiento político. Si esto ocurre, y esta bien elaborado, la presidencia Cristina puede progresar, y tal vez, si se consolidan las reformas institucionales prometidas, puede ser histórica.
También dependerá de su propia capacidad de armado, y de dejar de lado una cerrazón, que amenaza con transformarse en su peor enemiga. Hoy el verdadero entorno de Cristina son veinte personas. Con eso no se gobierna, y esta visto que la “selección de personal” que hace su marido, muchas veces no es del gusto de la candidata y muchas otras le trae efectivamente, grandes complicaciones. Necesita Cristina armar su propio aparato de poder, con gente confiable y capacitada para gestionar del modo que la senadora pretende, si resulta conveniente, para insertarla en el armado kirchnerista global, y si no, para poder llevar adelante el gobierno sin depender de esa otra superestructura K.

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