sábado, 15 de septiembre de 2007

EDUARDO LURASCHI

* Por Horacio Minotti

Conocí a Eduardo Luraschi en el año 2002, cuando hacia judiciales para Infobae Diario. Es un gran tipo, amable, siempre dispuesto a franquear la puerta de su despacho, al diálogo. En los pasillos de Comodoro Py es por supuesto muy conocido,no es para menos, lleva 45 años en la justicia. Hay quienes lo aprecian mas y quienes menos, pero existe un denominador común: “Eduardo nunca agarró un mango, te pueden gustar o no las resoluciones que tome, podés discutir lo que sabe de derecho, lo que es seguro es que no son producto de una cometa”, es mas o menos la frase que unifica las diferentes opiniones tomadas sobre el renunciante camarista federal.
No vale la pena hacer un recorrido sobre la historia judicial o personal de Luraschi, en definitiva tampoco debe ser demasiado original ni llamativa, salvo por el hecho que se va de la justicia, mas precisamente del fuero federal, sin fortuna y sin fama de corrupto. No es poco en esta Argentina, que tiene esta justicia.
Lo que es llamativo es como se va. Aparentemente presionado, apretado desde algunos medios gráficos con mal olor, con un trasfondo de operación barata, donde también recibió sus golpes otro integrante de la Sala II de la Cámara Federal: Martín Irurzun. ¿Qué se habrán negado a hacer ambos?. Quien sabe, no quieren hablar de ello. Luraschi eligió no resistir, irse ante la amenaza de perder su prestigio y su tranquilidad. Claudicó, tal vez sintiéndose amenazado, o emocionalmente desmoronado por algunas traiciones que dicen sufrió, en medio de dicha operación.
No es para menos. No se trata de un hombre joven, y aún siéndolo, agota un poco vivir y trabajar todos los días en un país donde siempre parecen ganar “los malos”. Solo que a cierta edad se pierde la esperanza de ver el momento en que “la tortilla se vuelva”. La justicia argentina, las instituciones en general, dieron otro paso atrás con la renuncia de Luraschi. Uno de mas de tantos, tal vez insignificante en este caso, pero no aislado, integrando una suma de pasos que llevan lentamente a la desintegración institucional del país.
Por ahora no tenemos corralito, la inflación se soporta, no hubo rodrigazo, ni efecto tequila y nadie anunció que “el que apuesta al dólar pierde”. Así que a nadie la importa un Luraschi mas o menos, ni si lo reemplaza un corruptete, ni tampoco si la salida de un hombre honesto de una institución desprestigiada y desmoronada, es producto del acecho y la presión de los delincuentes de siempre, los corruptos, los desleales. Nada original en definitiva.
Tal vez alguna vez despertaremos, y le prestaremos atención a cosas que en definitiva repercuten en nuestra vida cotidiana, como que presionen a un juez para que se vaya, quizás porque es honesto. Mientras tanto, y aunque es poco consuelo, solo me viene a la mente una frase que recordé hace muy poco leyendo una nota de una web amiga: “Roma no paga a los traidores”, amén, por una vez, que así sea, para mantener la ilusión digo, tengo veinticinco años menos que Luraschi, y a este ritmo creo que voy a perderla bastante antes que él, si no veo una señal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que raro Sr. minotti que un hombre son su trayectoria hable de perder la ilusión. Quienes estamos en el periodismos sabemos que existen muchas herramientas para recuperarla... sería bueno, es cierto, que quienes deben hacerlo al menos cumplan un mínimo porcentaje de sus promesas... así todo se vería de otro color y tal vez llegaríamos a la tan acertada frase "que la tortilla se vuelva"... faltan hombbres de palabra, es verdad... pero haciendo algo de autocrítica, el cambio empieza por casa. No piensa usted igual?