lunes, 27 de agosto de 2007

PERDIDOS, COMO CHINO EN LA ARGENTINA

*Por Horacio Minotti

Las crisis económicas internacionales, no son hechos financieros aislados, separados del contexto político, social y de poder. Todos estos ingredientes juegan papeles fundamentales en fenómenos tales como el crack del ’29, o caída de las bolsas clave en el mundo de los últimos días.
Ni la guerra de Irak, la pulseada de Rusia con occidente, la inserción de China en el mundo financiero, Afganistán, Chechenia, Pakistán, Corea del Sur, y cientos de etcéteras más, pueden disociarse de esta crisis financiera que implica la ruptura de un modelo que lleva mas de cincuenta años de vigencia y que amenaza con modificarse.
Las potencias económico financieras mundiales fueron las mismas y mantuvieron idéntico esquema desde terminada la segunda guerra mundial. El crecimiento de la Unión Soviética al nivel de potencia no influyó en esos stándares, puesto que ocupó un sitial como potencia militar, pero nunca participó del mundo financiero, su producción fue para consumo interno y no atacó económicamente a occidente con productos exportables, y no contaba una bolsa de valores que pudiese influir en el resto del planeta.
Por lo tanto las potencias económicas mantuvieron cierta estabilidad: lógicamente Estados Unidos como partícipe principal, Gran Bretaña, Francia, los tigres asiáticos luego y…nada mas. Casi el mundo fue presa de un poder unipolar todos estos años desde el punto de vista económico – financiero, si bien lo que saltaba a la vista era una bipolaridad militar ostensible.
La conformación de la Unión Europea como nuevo bloque de poder económico poco cambio el panorama. En realidad vino a reemplazar a ingleses y franceses, reforzarlos y poner definitivamente en carrera al viejo continente, después de la segunda gran conflagración mundial.
Sin embargo, la adopción por parte de China, de un esquema económico capitalista, y la consolidación democrática en la India, generaron que ambas grandes naciones pudiesen explotar adecuadamente su poder mas avasallante: la cantidad de población económicamente activa, tanto desde la capacidad de producción a bajos costos, como desde la presencia de un mercado de consumo inmenso y dinámico. Esto último produce un doble efecto: por una parte un mercado hiperatractivo para que los productores extranjeros aspiren a colocar sus productos en China e India, y por otra parte, la posibilidad de los empresarios locales de generar grandísimas producciones que pueden ser vendidas en el mercado local, sin necesidad de buscar mercados externos, provocando así un sistema de autoalimentación económica: mas producción, mas trabajo, mas consumo, mas gananciar, y por fin otra vez, mas producción.
Tal fenómeno produjo por cierto la invasión de productos, especialmente chinos incluso en los propios Estados Unidos, que, con una economía abierta, no puede resistir el ingreso masivo de producción de ese país, mucho menos costosa, en grandes cantidades, y a esta altura, con similar calidad a lo que puede fabricarse en Europa o los mismos Estados Unidos.
Los hechos que observamos en la economía mundial, forman parte del fin de un sistema, y la necesidad de que las grandes potencias económicas se sienten a replantear un nuevo acuerdo sobre los parámetros económicos de cara al futuro. Y lo mas importante, son los nuevos actores que van a sentarse en la mesa de discusión, que significarán la inclusión en el sistema de buena parte del mundo, excluída del sistema anterior, y la gran potencia norteamericana, que sin duda va a estar sentada en esa mesa, que esta vez encuentra enormes dificultades para ser quien marque el pulso de las decisiones de ese acuerdo.
En este caso, el mundo occidental va a tener que hacer grandes esfuerzos para no ser desplazado y en el caso norteamericano, va a resultarle muy complicado imponer sus posiciones como antaño. Eso es lo que ha generado fenómenos como Irak y otros. La necesidad norteamericana de demostrar que, pese a la debilidad de su economía hay otros factores como para tenerlo en cuenta, por ejemplo su extraordinario poder militar, mediante el cual, pretenderá mantener posiciones dominantes.
En síntesis, el nuevo poder mundial tiene dos nuevos grandes protagonistas, como la India y especialmente China.

Fato in casa
A nivel local, por su puesto, y especialmente a nivel oficial, nadie se dio cuenta. La política exterior argentina, pasa hoy casi exclusivamente por retar a los inversores extranjeros y mantener relaciones carnales con Hugo Chávez a fin de “manguearlo” indiscrimidamente cada vez que sea necesario financiamiento externo.
La falta de una lectura adecuada del contexto internacional lleva a payasadas tales como crear problemas con China, subiéndole los aranceles a sus productos, como para generar una escalada de conflicto comercial con la mayor potencia económica probablemente de los próximos cien años.
El gobierno argentino dijo que no va a permitir amenazas o daños a la industria argentina, “por lo que el control de las importaciones desde China será un factor central de mi gestión”, dijo el ministro Peirano y agregó que “no vamos a aceptar ni estimular que la radicación de empresas de China sea para establecer procesos de armaduría con terminación en la Argentina ni esquemas que impliquen desagregación”. Por su lado el Ministerio de Comercio Chino amenaza con tomar las represalias que fuesen necesarias.
Cualquier lectura que se haga mas allá del cortísimo plazo indicará que “represalias” de la mayor potencia mundial económica mundial no puede ser un buen augurio para la argentina. Peirano pasará, probablemente en dos años no nos acordemos ni quien fue, pero los frutos de su “gestión” posiblemente los estén pagando hasta nuestros bisnietos.
Si se cree necesario equilibrar la balanza comercial con China, tal vez debiesen propiciarse acuerdos para intentar colocar mayor cantidad o variedad de productos criollos en el país oriental. Los chinos saben que empiezan un camino de imperialismo económico creciente y seguramente están en una etapa donde este tipo de acuerdos sea tenido en cuenta desde la conveniencia política más que meramente económica, y por ello, posiblemente este dispuesta a hacer mas concesiones de lo que estará dentro de 20 años. Y hay que manejar la negociación en esos términos. Obviamente será imposible equilibrar la balanza comercial con semejante potencia, pero podría buscarse por ejemplo que los chinos nos abriesen las puertas de otros mercados, dependientes de ellos, para productos que ellos no consumen o de los que ya están provistos: “yo no te compro, pero genero que te compre fulano”. En fin hay diversas variantes que los especialistas en comercio exterior estarán en mejores condiciones de explicar.
Pero no, presenciamos un clásico argentino, la visión chiquita, el enanismo político y económico, todo pensado para las elecciones por venir, para el negocito de corto plazo, para un sector económico y no con una visión completa e integrada de todo el mapa político – económico, mundial e incluso nacional. Que pena.

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