sábado, 4 de agosto de 2007

LA GUERRA IDEOLOGICA DE LA RURAL

* Por Horacio Minotti

El discurso de Luciano Miguens en la inauguración de la Exposición de la 122ª muestra de la Sociedad Rural Argentina, era conocido por el Gobierno unos pocos días antes de ser pronunciado este sábado 4 de agosto. Fue por eso, que las previstas visitas del vicepresidente de la Nación Daniel Scioli y de la Primera Dama y candidata presidencial oficialista Cristina Fernandez, se suspendieron para evitar un choque sin retorno.
La única asistencia que se mantuvo, fue la del secretario de agricultura Javier de Urquiza, como para sostener la presencia oficial. Pero el secretario no soportó durante la exposición de Miguens la notoria voluntad de confrontar, y se retiró del acto en muestra de disconformidad.
Lo cierto es que el gobierno tenía pensados anuncios mas que interesantes para el sector, el candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, venía empenzando a funcionar como puente con los dirigentes agroganaderos, dada su buena relación tradicional con los mismos, para facilitar un viraje en las relaciones entre el campo y el próximo gobierno de la actual senadora.
Miguens y los suyos conocían perfectamente las intenciones del cristinismo y de Scioli. Sin embargo, decidieron confrontar directamente, mediante un discurso casi sin retorno. La supuestamente ambicionada relación de ida y vuelta, de mutua convivencia que los representantes de la Sociedad Rural solicitaban del gobierno desde el principio de este, parece que realmente no era tan querida por sus dirigentes. Quien pretende una buena relación con alguien y pugna por ella a lo largo de los años, no la interrumpe abruptamente con un discurso hostil, cuando aquella añorada relación esta por producirse.
Todo parece indicar que el campo esta bastante mas cómodo confrontando con un gobierno que, si bien lo ha atacado discursivamente, ha enriquecido sus arcas junto con los productores agropecuarios, compartiendo sus cuantiosos ingresos con el impuesto de retenciones, pero permitiendo que el sector mantuviese un alto porcentaje de las ganancias que se gestaron a partir de la devaluación de 2002, cuyo costo pagamos todos los argentinos, viendo reducidos nuestros ingresos un trescientos por ciento. No parece haber sectores que se hayan beneficiado mas con el nuevo esquema económico, vigente desde el 2002, que el campo.
Y el gobierno no ha abortado ese esquema de ganancias siderales, como máximo ha participado en las mismas con el impuesto de retenciones, de forma tal que las arcas públicas compensaran de alguna forma, aquella devaluación que pagamos todos, y que redundó en beneficio del campo.
Aún así, Miguens demostró que lo que existe es un enfrentamiento ideológico con el gobierno, y que los dirigentes agroganaderos no estan dispuestos a mostrarse cerca de la Rosada, aún cuando haya medidas que los favorezcan mas todavía. Esto es así porque la distancia ideológica no va a acortarse nunca. La Sociedad Rural y sus dirigentes, tienen la misma concepción política que cuando gobernaron el país de la generación del ´80, exactamente la misma que cuando terminada la conquista del desirto, se distribuyeron las tierras ganadas al indio entre 20 familias, las mismas ideas que cuando acompañaron el golpe de estado contra Hipólito Yrigoyen para custodiar sus intereses y recuperar el poder.
Y este gobierno no es del agrado de los ruralistas con Miguens a la cabeza. Les de lo que les de, va a mostrar una posición confrontatoria. Su idea libremercadista fue tan radicalizada que, cuando el presidente conservador Agustín P. Justo aplicó políticas keynesianas similares a las implementadas por los Estados Unidos después de la gran depresión del '29, los conservadores que lo habían auspiciado se alejaron de él, por "intervencionista".
Se equivoca el kirchnerismo si quiere contemporizar con los ruralistas, porque eso no va a ser posible mientras el kirchnerismo sea tal. Han pasado los años y han cambiando los tiempos, han pasado gobiernos de distintos y de los mas diversos signos e ideologías, pero la Sociedad Rural siempre está ahí, con las mismas ideas y las mismas ambiciones, especialmente, la de recuperar el poder perdido desde 1945 a esta parte. ¿Como entender sino que el titular de la entidad se refiera al tema INDEC?, la buena o mala medición del índice inflacionario o el recuento de pobres, ¿en que modifica la actividad agroganadera?. Los ruralistas buscan el poder político, como lo han hecho siempre. Si no hubiese sonado totalmente fuera de lugar, hubiesen criticado también la política de derechos humanos del gobierno, porque la abominan. Hacerlo hubiese signaficado autodenunciarse, no son propietarios de tamaña torpeza, pero no les disgustaría poder hacerlo.
Los terrenos de influencia, las aspiraciones, son incompatibles. Un gobierno de este tenor no puede acordar con una oligarquía agroganadera con aspiraciones políticas, simplemente porque no es posible. Se acusa al gobierno de mirar demasiado al pasado, y es posible que eso sea un defecto. Pero no es menos cierto que se hace difícil no girar la cabeza en el andar político, cuando existen tantas corporaciones cuyo poder y ambiciones se encuentran enraizados en ese pasado que se hace indispensable para comprenderlas. Y en eso se debate el oficialismo: entre los cambios que Cristina pretende ensayar de cara al futuro institucional de la Argentina, y las sombras de un pasado con presente y voluntad de futuro, que crean una paranoia fundamentada en la trancisión hacia la nueva política, concebida como un nuevo ordenamiento de partidos, mas moderado y eficiente al estilo europeo.

Otros Tiempos
La Argentina tiende a alinearse en tiempos políticos diferentes, mas parecidos a las democracias evolucionadas. A la desaparición del radicalismo como opción de poder, se sumó la demolición del peronismo generada por Eduardo Duhalde cuando en 2003 produjo la ruptura del partido y generó tres candidatos a prediente del mismo partido para evitar las elecciones internas que hubiesen consagrado a Carlos Menem como presidente por tercera vez. Desde entonces y tras la victoria del presidente Kirchner, este intentó construír su poder desde el sector de peronismo que podemos llamar "progresista" (con la única intención de generar un rótulo adecuado para identificar a un sector de dirigentes), y otros tantos pretendidos progresistas de otros sectores: del ARI (Graciela Ocaña, por caso), del socialismo, del radicalismo, de los restos del Frepaso y de las mas diversas variantes pero con esa misma inclinación.
Los desprevenidos podrían haber creído y de hecho lo hicieron, que se trataba de la creación de un partido único de raigambre peronista y sin ideología. Observaron un discurso progresista y muchas acciones pro mercado, como una contradicción. La realidad es que lo lo son. Esa y muchas otras características, son solamente las señales de cordura esperadas en los países desarrollados de sus partidos políticos. El kirchnerismo dio nacionamiento a una opción de centro izquierda moderada en nuestro país, tan moderada y segura de si misma, que es capaz de tomar medidas que pueden observarse como de centro derecha cuando la coyuntura lo haga necesario. Nadie criticó a Tony Blair en Gran Bretaña cuando tomaba medidas claramente pro mercado, aún cuando Blair era Laborista, es decir de centro izquierda. Pero eso no es un condicionante en los países desarrollados. La ideología esta, subyace y hace a la elección de los objetivos finales de las políticas de estado de los partidos, pero los caminos van variando y ninguno se descarta si hace al bien común.
Por eso tampoco sorprende la aparición, desde la Capital Federal del macrismo, otra opción pero en este caso de centro derecha moderada, pero muy prudente. El macrismo acordó con el saliente Jefe de Gobierno Jorge Telerman una gran moratoria impositiva en la Ciudad a fin de obtener mayor recaudación y paliar el déficit fiscal antes de asumir. La medida engrosará las arcas oficiales, pero provocará que buena parte de los porteños inicien la administración de Mauricio Macri, sin deudas. El macrismo podría haber recuadado lo mismo o manos en términos numéricos, si hubiese ejecutado todas las deudas fiscales que los ciudadanos tienen con el Estado porteño y que tienen sentencia firme en la Justicia, es decir, están en condiciones de ser ejecutadas con facilidad. Pero la medida era abiertamente antisocial y Macri es centro derecha moderada, si cree que deben tomarse medidas asistencialistas, propias de la centro izquierda va a hacerlo, porque la ideología no lo ciega. El gobierno de Flanklin Roosvelt en los Estados Unidos desde 1933, no era socialista, sino mas bien claramente capitalista. Pero la situación ameritaba medidas económicas de carácter asistencial para salir de la crisis. Y así se hizo.
¿Que papel juegan organizaciones como la Sociedad Rural, con su ideología, sus condicionantes históricos, sus dirigentes en este esquema?. Obviamente retardan el cambio, tanto como lo hacen las diatribas exageradas de Hebe de Bonafini desde Madres de Plaza de Mayo o la oratoria pro iraní de Luis D'Elía. desde un lado y otro tironean el cambio para evitarlo, y solo logran retrasar lo que a estas alturas resulta inexorable, porque la sociedad va hacia allí. Los dirigentes que acompañen nacerán a la nueva política emergente de una nueva sociedad, los que no irán quedando en el camino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me parece un comentario muy atinado, los felicito