viernes, 14 de diciembre de 2007

TRANQUI, CRISTINA NO ES SADDAM

*Por Horacio Minotti

La información lanzada por el FBI sobre los destinos finales de la valija de 800.000 dólares que el venezolano Guido Antonini Wilson portaba cuando fue detenido en la Argentina, es por lo menos sospechosa, de mínima, para evaluar con algún grado de sentido común.
De movida, parece al menos extraño que Hugo Chavez envíe dinero a la Argentina por la vía de un agente del FBI (testigo protegido, amigo de la casa o como quieran llamarlo, servicio norteamericano al fin). Antonini Wilson preside en Caracas la misma empresa que presidía hasta no hace mucho el tipo que encabezó el golpe de estado contra el bolivariano hace un par de años, y que ocupó la presidencia esos dos días hasta que Chavez volvió al poder. Es raro que fuese el elegido para traer un “donativo” para la campaña de la presidenta Cristina Fernandez.
No es fácil de digerir que el presidente de Venezuela no lo supiese y hubiera caído en una trampa. Pero de ser así, no es más que eso, una trampa que queda a la vista ahora, cuando es el FBI quien cierra el círculo de la operación. Y esta claro que Antonini se dejo atrapar para que el escándalo explotase. Por eso ahora, su extradición esta siendo solicitada desde hace al menos cuatro meses por el Justicia argentina y no hay respuesta desde los Estados Unidos, están cuidando a su agente, están resguardando que la verdad que se sepa, sea la que ellos quieren difundir y no otra, mas comprometida para con ellos mismos.
¿Cómo logro Antonini subir a un avión rentado por autoridades argentinas? Eso es mas sencillo: solamente desnuda la imbecilidad y precariedad de ciertos funcionarios, a los que, cualquier apelativo que supere la palabra “pelotudo” les va como anillo al dedo. Pero es una falencia intelectual no un delito. Imperdonable si, las cosas no se pueden dejar en manos de gente cuya mayor diferencia con un simio es la afeitadora, pero no mas que eso, que de todas formas no es poco.
Vayamos aún a la peor de las hipótesis. Que el dinero si tuviese como destino la campaña de Cristina Fernandez, que los funcionarios del aeropuerto no hayan sido avisados de que a Antonini debía pasar sin revisarlo, que, como dicen, en el avión venían todos borrachos y con señoritas y que eso los distrajo como para no controlar la situación, que Chavez haya sido también engañado y que 800.000 dólares pudiesen significar algo en la campaña de CFK (no mas de una semana de spots televisivos).
Aún así, ¿para que quería el dinero Cristina?. Llevaba 25 puntos de ventaja desde antes de ser candidata. A un candidato ganador no hay empresario que no le ponga dinero para la campaña, y siendo la candidata oficialista y la esposa del presidente saliente no hay cámara que se le resista, por el contrario, los periodistas se quejaban de que les prestaba poca atención, que no les daba notas. Si hubiese querido, la presidenta hubiese estado todavía más en la tele, todavía más en los diarios. Es ridículo que necesitase 800.000 dólares de Chavez para campaña.
Y en la misma hipótesis, ¿qué los asusta a los norteamericanos?. Financiaron a Saddam contra Irán y después lo destruyeron, a los talibanes en Afganistán y después lo mismo, a los contras en Nicaragua, a los paramilitares en Colombia, apoyaron e instituyeron a todos los dictadores de los ’70 en América Latina, Africa y Asia, avalaron el Plan Cóndor y después salieron ellos mismos, con los derechos humanos, acompañaron a Galtieri y lo traicionaron en Malvinas, definieron las elecciones en Perú a favor de Alan García el año pasado, fomentan la secesión en Bolivia para destruír a Evo Morales, dan armas nucleares a Paquistán para controlar a la India, etc, etc, etc.
Debieran los norteamericanos reservar su falsa moral fronteras hacia adentro, donde cuentan con una sociedad crédula que tiene por único objetivo comprar casas de madera con créditos a 100 años, y que a cambio de ello, están dispuestos a creer en cualquier cosa. Hacia fuera, todos sabemos lo que son, que hacen y cuales son sus verdaderos objetivos y su sentido de moral en política. Es, como esta humilde página, “la real politik” de Henry Kissinguer. La política exterior de los Estados Unidos cree que los países son bolas de billar que se mueven en una mesa y hay que tratar de conducir el juego, pero a nadie debe importarle que hay dentro de la bola. A ellos nada les importa lo que hay dentro de los países, juegan con ellos a su antojo.
No se asusten señores del FBI, la operación es evidente y grosera, se avivó hasta mi tía abuela acosada por el alzehimer. Y por otro lado, busquen otra cosa, alguna inmoralidad que no les sea achacable a ustedes mismos para donde quiera que uno mire. La ventaja de estos tipos es la credulidad de muchas personas, y la desventaja su propia torpeza. De los ’80 a esta parte, todas las operaciones americanas se parecen al rescate de los rehenes de su país en Teherán, cuando mandaron dos helicópteros y se chocaron entre ellos. Grosero y torpe.

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