domingo, 3 de febrero de 2008

EL NUEVO RADICALISMO

* Por Horacio Minotti

El radicalismo se quedó sin proyecto político en 1989. En medio del naufragio del gobierno de Raúl Alfonsín, varios dirigentes jóvenes y “con futuro” quedaron en el camino. Se “incendiaron” entre los saqueos y la hiper, y las esperanzas de construír un movimiento político con proyección se fue a pique entre denuncias de conspiración y abandono temprano del poder.
Lo que siguió fue la nada misma. Diez años de gobierno de Carlos Menem, sin la menor sombra de oposición radical, y una alianza cuyo contenido opositor real radicaba en la presencia de frepasistas, mas allá de que la esquizofrenia típica de las clases urbanas argentinas haya hecho que el candidato de ese espacio fuese Fernando De la Rúa.
El gobierno de la Alianza ya no era radicalismo, sino una variante con participación radical. Sin embargo su caída terminó siendo otro cargo para el radicalismo: En definitiva, De la Rúa era radical y Chacho Alvarez había abandonado el gobierno tiempo atrás. La supervivencia de la UCR como partido estaba ya en coma profundo irreversible. Para peor, la única salvación radicaba en un recambio dirigencial que resultaba complejo. Los políticos que manejaban el partido perdieron su ascendiente sobre la gente, pero aún eran jóvenes y no aceptaron declinar sus espacios de poder ficticio. Como muestra baste un botón: Jesús Rodríguez fue expuesto y demolido como Ministro de Economía de Alfonsín a los 33 años en 1989.
Sin embargo, el recambio llegó desde el interior. Como partido nacional el radicalismo consiguió mantener algunos gobiernos locales en las provincias y muchísimas intendencias. El tiempo llevó a lo inevitable: los capitostes del partido con cargos pero sin seguidores, se vieron amenazados por dirigentes sin cargos partidos pero con base electoral. Eso dividió claramente al partido. Con bastante fundamento teórico los radicales que gobiernan vieron en el ex presidente Néstor Kirchner y la actual presidenta Cristina Fernández la continuación del proyecto político alfonsinista que se truncó en 1989, además de la posibilidad de obtener apoyos para obtener el manejo partidario que le niegan la burocracia partidaria y los estatutos diagramados para que esa burocracia maneje el poder.
En ese esquema surgen los radicales K. Imprescindibles para Kirchner en su construcción de poder. Las últimas elecciones demostraron que el matrimonio presidencial no tiene penetración en las clases medias urbanas y necesitan de una alianza que facilite esa penetración. Solo el radicalismo y el socialismo pueden dársela, y allí tallan los radicales K:

EL PROYECTO COBOS
El liderazgo de Julio César Cleto Cobos, es extraño para el radicalismo. Su carácter esta moldeado por su profesión, es ingeniero en un partido de abogados. No es un hombre de demasiadas palabras, persigue, tal vez sin saberlo, la máxima de Maquiavelo que sugiere convencer con hechos mas que con la oratoria.
El mendocino consiguió trabar un buen vínculo con los Kirchner, lo respetan y le otorgan espacios para sugerir e incluso peticionar. Esto le da el liderazgo indiscutido de la UCRK. No puede olvidarse que otros cuatro gobernadores radicales estaban en igualdad de condiciones con Cobos para secundar a Cristina en la formula, incluso, por ejemplo, Gerardo Zamora, gobernador santiagueño con 80% de respaldo popular. Pero quien estuvo allí fue Cobos.
Por supuesto que el mendocino lidera un proyecto político de acumulación de poder que apunta en dos direcciones: ocupar cada vez mayor espacio dentro del kirchnerismo, por un lado, y capturar el mando del radicalismo extinguiendo definitivamente al dinosaurio alfonsinista que gobierna hoy una cáscara vacía sin contenido electoral.
Y cada objetivo tiene su estrategia. Las ambiciones de Cobos dentro del kirchnerismo son moderadas y graduales. A nivel legislativo tiene una ventaja importante. La nueva composición de la Cámara de Diputados no es tan favorable al gobierno como parece, si se le resta al interbloque de la Concertación. En 2008, los hombres que conduce Daniel Katz y más indirectamente Cobos, serán imprescindibles para sancionar proyectos clave.
La situación en el Senado también es clave y favorable al mendocino: el titular del bloque kirchnerista no resulta demasiado convocante para sus colegas. Quedo claro en las últimas dos sesiones de 2007, Miguel Pichetto no consiguió quórum y debió ser Cobos quien termine convocando a los justicialistas a asistir al recinto. Su figura creció en esos días notoriamente frente a Cristina.
A nivel Ejecutivo, Cobos busca espacios propios, generar un vicepresidencia proactiva y con presencia mediática para consolidar su imagen pública. Pasado el año electoral, el que se acaba de iniciar es un período de consolidación de espacios para el radicalismo K. Pese a lo publicado en los medios, no son pocos los radicales K con cargos de poder en la administración pública. Horacio Quiroga en Cancillería, Alejandro Tullio en la Dirección Electoral, Gustavo Lopez en el Sistema de Medios Públicos, Miguel Pesce vicepresidente del Banco Central y unos cuantos terceras líneas en diversos ministerios. Todo ello sin contar la posición privilegiada frente a la caja nacional que tienen los intendentes del Gran Buenos Aires que responden al radicalismo K. En síntesis, para 2008 y respecto del kirchnerismo, el proyecto Cobos se basa en la consolidación de la relación y los espacios de poder.
Mas activa estará la cosa respecto a la vida partidaria del radicalismo. Todos los radicales K coinciden en que el copamiento del partido es un paso indispensable que debe darse. Algunos tienen la idea de avanzar lo antes posible en la desestabilización del actual presidente Gerardo Morales, para forzarlo a llamar a una Convención y la elección de nuevas autoridades. Sin embargo, otros creen que es conveniente esperar que Morales se caiga solo. Las últimas noticias parecen darles la razón: la alianza de Kirchner con Roberto Lavagna en el PJ, deja a los radicales de Morales, que fue candidato a vice del ex ministro de Economía en un lugar por lo menos ridículo, ellos fobizan a los radicales K, los expulsan del partido y su candidato a presidente ahora es K. Los tiempos de Morales y el residuo alfonsinista parecen acortarse.
Cobos aún no ha decidido los pasos a seguir en tal sentido, o por lo menos no lo ha transmitido ni a sus mas cercanos colaboradores, pero lo cierto es que ir por la conducción del radicalismo durante 2008 es un objetivo primordial de su estrategia política.
Esto a su vez es la base para obtener un espacio más importante dentro del mismo kirchnerismo. Esta dicho, las clases medias urbanas son misión imposible para los K. Binner en Santa Fe, Macri en Buenos Aires, el juecismo en Cordoba y otros varios ejemplos dan cuenta de ello. Si Kirchner quiere construír un movimiento “superador del Peronismo” necesita conquistar a las clases medias y para ello debe sumar al radicalismo.
Sin embargo el cobismo es consciente de que resulta fundamental manejar los organismos partidarios para hacer ese aporte. Si lo consigue, y suma orgánicamente al radicalismo como partido a la Concertación, el peso específico de Cobos y los demás radicales K, crecerá exponencialmente dentro del kirchnerismo. De cara a la negociación de la listas en 2009, manejar la UCR es un paso fundamental.
Como todos los radicales, los K tienen el objetivo de hacer sobrevivir a un partido agonizante. Tienen una ventaja: cuando Leopoldo Moreau saco 2,3% en las presidenciales de 2003 y Ricardo Alfonsín menos de 5% para gobernador en octubre pasado, los UCRK han sido electos por la gente, no es poco en estos tiempos para un radical.
( ESTA NOTA FUE PUBLICADA EN LA PAGINA WEB www.lapoliticaonline.com.ar BAJO EL TITULO "LA VENGANZA DE COBOS", POR GENTILIZA DE SU DIRECTOR IGNACIO FIDANZA)

1 comentario:

Anónimo dijo...

vamos de mal en peor con el cambio de la foto... eh